Las calderas de condensación a gas ofrecen el máximo rendimiento y un muy bajo consumo. Son la opción más eficiente y de mayor ahorro.
Los gobiernos autonómicos apuestan por el gas natural por ser una energía eficiente, económica y limpia. Es una energía muy cómoda ya que no requiere de espacio de almacenamiento y evita tener que realizar pedidos por antelación, ya que su consumo se certifica a través de contador. Al renovar las salas de calderas antiguas con nuevas calderas de condensación a gas natural se pueden lograr ahorros de en torno a un 20/30% y reducir las partículas de gases nocivos como el CO2 y el NOx.
La tecnología de condensación no solo utiliza el calor que produce la combustión del gasóleo o del gas, sino que también aprovecha ese calor que es desaprovechado en en las tecnologías de calefacción convencionales, concretamente el de los humos. Las calderas de condensación extraen casi por completo el calor que contienen los humos y lo transforman en calor para calefacción. La pieza clave de este proceso es el intercambiadores de calor Inox-Radial de acero inoxidable de alta aleación, que enfría los humos que salen por la chimenea hasta que el vapor de agua que estos contienen se condensa y el calor liberado, que se hubiese perdido por la chimenea, se recupera y se revierte al sistema de calefacción.